La trampa de la abundancia

«También David dijo: «Que su mesa de abundancia se convierta en una red, en una trampa que los lleve a pensar que todo está bien. Que sus bendiciones los hagan tropezar y que reciban su merecido.»

Romanos 11:9 NLT

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Paradójicamente, la abundancia y las bendiciones pueden ser un tropiezo en la vida.

Cuando no hace falta nada, la tendencia es pensar que todo esta bien, y es esta “seguridad” precisamente, la que genera el peligro de olvidarse de Dios.

Las personas de éxito corren el riesgo de pensar que sus logros son el producto de su esfuerzo, de sus habilidades o de su buena suerte; olvidándose que es de Dios de quien provienen todas sus bendiciones.

Así mismo, el bienestar puede volver a las personas descuidadas, al poner su seguridad y orgullo en lo que poseen, se olvidan de la disciplina y la moderación, volcándose a una vida enfocada en la satisfacción sin control ni límites; olvidándose de Dios, el dador de esas posesiones.

Pero la abundancia puede ser engañosa; su permanencia es efímera y su seguridad no es tan sólida como aparenta; hoy se puede sobreabundar en bienes y estar seguro en las posesiones; mañana se puede estar en la más completa lipidia.

Pero aquel que tiene su mirada puesta en Jesús, sabrá vivir en la abundancia y en la escasez.

© David García Licona – Febrero 2014 

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